Una mirada confidente,
puede ser el síntoma,
de un deseo oculto,
“expresando deseos candentes”.Por desear una persona,
no es un pecado,
es una gran atracción,
“por la persona admirada”.A veces las palabras,
no llegan a salir,
pero con una insinuante mirada,
“no hay nada más que decir”.Y la realidad de la vida,
no hace falta escuchar,
sin decir nada,
“desnudamos a la persona deseada”.Desnudar con una mirada,
es honrar a la pasión,
cuando se siente atracción,
“es el primer paso para el amor”.Un amor que se siente,
muy dentro del corazón,
y no necesita palabras,
“para sentirlo los dos”.Por eso un gesto,
puede ser el reclamo,
o la llamada de atención,
“pero sólo sentido entre los dos”.Puede haber un silencio,
es justo lo necesario,
para poder sentir,
“la fuerza del corazón”.Una fuerza que se expresa,
cuando en una persona especial,
siempre se piensa,
“un pensamiento sin ninguna ofensa”.Por eso el corazón,
es un sentimiento libre,
él solo lo escoge,
“y a su compañero elige”.A veces se equivoca,
escogiendo la persona equivocada,
puede ser una persona enamorada,
“pero el corazón no pregunta si está ocupada”.Sólo se guía por su instinto,
aunque algunas veces,
se desearía que el destino,
“fuese bien distinto”.Pero cuando existen las señales,
con las miradas confidentes,
se crean las interrogantes,
“deseando a esa persona interesante”.El interés nace sólo,
la admiración es libre,
y se puede convertir,
“en un deseo inconfundible”.Y siempre suele ocurrir,
que lo prohibido siempre es,
el manjar más deseado,
“por el hecho que no se puede permitir”.Así es esta vida,
una vida de insinuaciones,
aunque mejor dicho,
“una vida de tentaciones”.Pero si el deseo se cumple,
tiene un sabor especial,
que con solo movimiento,
“se altera lo que siento”.Si el sentir fuese un derecho,
sería un escudo,
que se llevase su nombre,
“grabado en el pecho”.Por eso con una mirada,
que puede ser inocente,
puede ser la causa,
“de poner a volar la mente”.Una mente que viaja,
a la velocidad de la luz,
desde aquí donde estoy,
“hasta allí donde estás tú”.“con una mirada confidente te convertiste en mi presente”.Miguel de la Mancha
(poeta y escritor)