Dicen de los sueños,
que si te aferras ,
si interpretamos su significado,
“pueden condicionar nuestra vida o reacción”.
Los sueños realmente suelen ser,
el viaje más relajante,
el reflejo del deseo,
“que guarda nuestro subconsciente”.
Existe siempre algo ,
que ni en sueños,
podremos alcanzar nunca,
“algunas metas inalcanzables”.
En sueño suelen ser realidades,
también a veces revelaciones,
unas deseos inconfesables,
“en otras realidades ocultas”.
Pero a todo esto,
no se pueden parar,
y cada momento que dormimos,
“no dejamos de soñar nunca”.
Es gratis y relajante,
según un estudio realizado,
es nuestro espíritu,
“siempre es aventurero y viajante”.
Que recorre por si sólo,
desde lo más profundo,
desde nuestra mente,
“hasta los rincones jamás impensables”.
Las emociones que sentimos,
las podemos sentir,
emocionado nuestra mente,
“y llegando hasta nuestro corazón”.
Ese espíritu nuestro,
a veces intrigante,
otras veces deseoso,
“de estar con alguien lejano”.
Pero sólo en sueños,
se hace realidad,
aunque podamos imaginar,
“y nunca dejemos de soñar”.
Dudando del momento,
o de la realidad momentánea,
que maravillosos son,
“cuando los sueños profundos”.
Suelen ser situaciones,
que nacen de un sentimiento,
para disfrutar un momento,
“al habitante de nuestro corazón”.
Aunque estén lejos,
los podemos poseer,
besar y acariciar,
“sentirlos y poseerlos”.
Pero lo más duro,
es despertar a la realidad,
abrir los ojos y no está,
“nos invade el desconsuelo”.
Que la tristeza comienza,
pero siempre queda,
el haber disfrutado,
“ a nuestro ser deseado”.
Aunque en sueños,
nos queda la satisfacción,
que haya quedado el recuerdo,
“rico y saboreado”.
Así siempre podremos decir,
que nunca nos quedamos,
sin haber sentido,
“a nuestro ser amado”.
Por eso en esta vida,
nuestro espíritu en sueños,
nos hace disfrutar del viaje,
“que jamás hemos podido realizar”.
Y también podemos sentir,
el calor de nuestro amor,
aunque nos separe un mundo,
“pero nos une nuestro amor”.
Por eso los sueños pueden ser,
el viaje más relajante,
el amor más apasionado,
“o la revelación más apasionante”.
Miguel de la mancha
(poeta y escritor)