«Sufriendo el desprecio»

Parte 2

Eran tan bonitas las palabras,
en su interior las mariposas,
revoloteaban sin cesar,
”le ardían las hormonas”.

Eran palabras tan profundas ,
que acompañadas de los besos,
le hacían de arder en un fuego,
“el fuego de la pasión”.

Ahora en este momento,
cada vez que le invaden ,
los recuerdos tan bonitos,
”los ojos se le aguan de nostalgia y tristeza”.

Beso a beso siguieron las caricias,
cada roce de los dedos,
eran la mayor tentación,
“deseaba sentir ese ardor en la piel”.

Desea tener el momento perfecto,
donde poder “desfogarse”,
como el primer amor,
“nada sabe tan maravilloso”.

El amor de adolescentes ,
las locuras juveniles,
ese impulso por conocer,
“los deseos profundos por experimentar”.

Ella no se daba cuenta,
era l princesa de la casa,
el ojito derecho del papá,
”pero ese impulso no podía parar”.

Cada vez que cerraba los ojos ,
se saboreaba lo desconocido todavía,
estaba ya en el proceso,
“comprobar el sabor del placer”.

Con apenas quince años,
se sentía una mujer,
esos impulsos de adolescente,
“se sentía una mujer adulta y encantadora”.

Ella estaba segura,
que sabía todo en la vida,
pero sólo era un pececillo,
“en un océano de tiburones”.

Haciendo oídos sordos,
a los consejos de su familia,
estaba totalmente decidida,
“se iba entregar a su romeo”.

El día clave sería,
el día de su cumpleaños ,
sería su mejor regalo,
“descubrir el sexo tan deseado”.

Después de terminar la fiesta,
se irían los dos juntos,
aunque para los padres,
“sería el peor de los disgustos”.

Fué el momento,
donde se encontraron sólos,
comenzaron a comerse a beso,
“y poco a poco se fueron calentando”…

Miguel de la Mancha

( poeta y escritor)